Si asistir a un desfile de moda era lo que se necesitaba para no separarse de Bill ni por un instante, Tom ahí estaría. Además, no quería desairar el pedido de Caro de que pasaran más tiempo juntos los tres cuando ella visitara la ciudad.
La pasaron realmente muy bien, y si Tom tenía alguna duda acerca de lo que llevaba Bill a compartir con la chica, estas desaparecieron, porque entendió por sí mismo que ella era demasiado simpática para que nadie quedara indiferente, pero que la complicidad entre ella y Bill era parecida a la de Bill con Natalie, con la única diferencia de que Caro ni siquiera imaginaba lo que había verdaderamente entre Bill y Tom.
De regreso a casa, Tom iba de muy buen humor; Bill moría de curiosidad, pero Tom mantenía una extraña sonrisa cínica y una mirada soñadora que mantuvo hasta que estuvieron ya solo en bóxers, con sus perros ya acostados afuera de la habitación.
—Ya no aguanto, Tom —estalló Bill—, dime qué te traes…
—¿Yo? Nada…
—Te conozco y algo estás tramando.
—Ah, sí, bueno, solo te compré un regalo, una… joya.
—¿En serio? ¿Y eso te puso de ese humor?
—Sí, ve esto —le mostró un choker casi transparente con una X plateada que caía sobre el orificio de la tráquea y una argolla allí donde colocar una cadena—. Planeo que uses esto y castigarte por todo lo que me haces pasar.
—Oh, sé que ambos disfrutamos mucho los juguetes sexuales, pero no sabía que lo de dominación/sumisión te interesara tanto…
—No me interesa tanto, pero me interesa castigarte…
—¿Y… lo harás ahora? —ya Bill se estaba excitando.
—No, ahora solo quiero dormir, estoy demasiado cansado.
—Uf, pero yo quería ser castigado, creo… ¿o solo me estás castigando dejándome con ganas?
—Eh… puede ser… —Tom se metió a la cama y palmeó el espacio a su lado; Bill miró su joya y la guardó en una gaveta.
—Me gustó la joya, ¿sabes?, es un poco romántico… de algún modo.
Ambos rieron; luego al fin Bill se metió a la cama y se abrazaron muy juntos para dormir.
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Unas semanas después, volvieron a Europa para continuar su tour de Dream Machine y los primeros días en que la banda se unió al fin en Berlín todo estuvo en paz: ensayos con la banda, promoción, entrevistas y algún que otro evento, como el de 032c…
Cuando casi salían, Bill se apareció con el choker que Tom le había regalado en mano y se lo tendió.
—Colócamelo, ¿sí? Quiero lucir esto hoy a tu lado, y aunque los demás no lo sepan, que tú sepas que solo tú eres mi dueño.
Tom asintió, y con manos un poco temblorosas de emoción, puso la joya a Bill en su cuello.
La fiesta estuvo animadísima y a todo el mundo le llamó la atención la joya de Bill; todos querían hacerse fotos con él mientras Tom evitaba las cámaras como a la peste.
Regresaron al apartamento que rentaban en Berlín un poco pasados de copas, animados, excitados. Cuando ambos se libraban de sus ropas, Bill usando el baño para eliminar la fina capa de maquillaje que había puesto en su rostro, el móvil de Tom sonó con una notificación de instagram: era un selfie que Bill se había hecho cuando aún estaba en la fiesta, pero que solo en ese momento había publicado, donde se le veía específicamente destacando su choker, y con un caption: Choke me! Tom lo vio salir del baño llevando únicamente la joya en su cuello.
—¿No puedo siquiera decidir cuándo te voy a dominar? ¿Tienes que ordenarme hacerlo?
—Estoy ansioso, Tomi, me tiene en ascuas no saber qué pretendes hacer conmigo…
—En verdad… —Tom posó en él una mirada dulce ahora, sosegada— el significado de darte esta joya es más que un deseo de dominarte, es un símbolo… de que quiero “ahogarte” con emociones, dejarte sin palabras, que ya no puedas convencerme de hacer todo lo que quieras…
—Entonces hazlo, yo… estoy aquí, sumiso para ti, esperando por ti…
Tom asintió; buscó una cadena del mismo material que el choker y la deslizó por la argolla, mientras hacía a Bill colocarse de rodillas en la cama, y luego pasó tras la cabecera de la cama la cadena y la cerró con un pequeño candado. Sintió una extraña sensación de poder al ver a Bill desde su posición dominante, expuesto, pasivo… Se terminó de desnudar y decidió dejar que su fantasía tomara el control: Bill asentía, Bill lo aceptaría todo.
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Tras despertar algo adoloridos pero demasiado felices, comentaron, entre besos que, extrañamente, Shermine los había dejado bastante tranquilos en los últimos días, y llegaron a la conclusión de que tal vez que ella hubiera desistido.
Pero no podían equivocarse más, porque justo antes del primer concierto en Berlín, ella lo llamó.
—Tom, esta noche hay un evento de Cartier al que estoy invitada, y tú serás mi plus one…
—Ah, lo… lo siento, pero no debo salir el día antes del concierto.
—Lo vas a hacer. Si quieres no bebas mucho alcohol y te vas temprano, pero vas a estar allí y te van a ver conmigo; eso, si no quieres que cuando la prensa de chismes me pregunte sobre mi vida amorosa cuente que un cierto guitarrista me ha decepcionado muchísimo…
—¿Por qué harías eso? ¿Qué ganarías con…?
—Uh…ganaría seguidores, querido, y patrocinadores, seguramente más que explotando nuestro “romance”, pero no quiero hacerte daño, ¿ves?
—Lo pensaré entonces; más tarde te confirmo.
—En una hora; no voy a esperar mucho más.
Tom colgó; estaba tan hastiado de los secretos, del miedo, de que todo el mundo se aprovechara de eso para sacar provecho…
Bill, ocupado en asuntos de la línea Magdeburg-Los Ángeles que lanzaría pronto como diseñador, solo vio a Tom cuando este ya estaba vestido en su estilo casual, y con el mismo abrigo azul que usara aquel día, que ahora recordaba con molestia, en que Shermine se les empezó a acercar.
—¿Vas a salir? —preguntó extrañado.
—Voy al evento de Cartier, acompañando a Shermine…
—Pero… mañana tenemos concierto…
—Lo sé, pero no pude negarme…
—¿Por qué no me llamaste?
—Porque… puedo tomar decisiones por mí solo, no tengo que consultarlo todo contigo…
—Tomamos decisiones juntos, bebé…
—No, yo dejo que tomes decisiones por mí casi todo el tiempo, pero ya me estoy cansando de eso, me estoy cansando de todo…
—Tomi… —Bill lo observó, preocupado; Tom de veras se notaba ansioso y enojado; se le acercó, le acomodó mejor el abrigo— solo… ten cuidado y… llévate nuestra nueva bufanda… —se la colgó en el cuello, tal como lo había hecho el día antes para tomarle una foto que colgó en su IG—… que al menos esto sirva para darnos promoción…
—¿Todo es un negocio para ti, Billy? —Tom sonaba definitivamente amargo.
—Todo menos tú —bromeó Bill mientras le acariciaba el rostro—. Te esperaré despierto… solo para darte las buenas noches antes de que nos vayamos a dormir. Y… Leyla estará ahí, ella me invitó pero dije que estaría ocupadísimo esta noche, puedes… apoyarte en ella para escaparte de la serpiente…
—Tú dejaste entrar esa serpiente en nuestras vidas y ahora… nos está mordiendo; eso es karma… seguro.
—Sí, puede ser. Te amo… —le dio un beso y luego una nalgada juguetona—. Ahora ve y enfrenta a la bestia como mejor puedas —a su pesar, Tom tuvo que sonreír mientras iba hacia la puerta con las llaves del auto en su mano.
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Cuando Tom entró al apartamento, encontró a su gemelo despierto, como le había prometido, y con ambos perros a su lado en la cama.
—Te extrañé, bebé, y nuestros hijos vinieron a hacerme compañía; pero… regresaste más temprano de lo que esperaba.
—Me escabullí tan pronto como pude, y la “serpiente” no logró ni una foto conmigo a su lado —Tom rio y Bill lo miró sorprendido: después de la forma en que había salido hacia el evento, esperaba que Tom estuviera todavía molesto y amargado.
—¡Ah, bien! Y… ¿qué motivó que estés de mejor humor ahora?
—Es que la verdad disfruté de joderle la noche a Shermine; me siguió todo el tiempo y yo jamás me dejé atrapar. Hasta Leyla se dio cuenta y en una foto grupal medió para no dejarla acercarse. Da una buena sensación sentirse vencedor, te hace sentir… excitado…
—Oh, ¿sí? Me gusta que estés en ese estado de ánimo. ¿Debería hacer que Pumba y Capper vayan a dormir a sus camitas ya?
—No…, aún estoy cabreado contigo, y además, tengo sueño —Tom se desnudó hasta los bóxers y se acostó junto a Bill—. Buenas noches, Bibi… —dijo mientras se acomodaba y Bill, suspirando, y sin bajar a los perros de la cama, se acomodó junto a él a su vez. En su mente quedó la vaga idea de que la victoria de la que Tom se sentía tan orgulloso esa noche podría ser muy efímera y que la enemiga ahora estaría aún más molesta, y se sintió muy culpable.
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Ya estaba la banda a punto de empezar la última prueba de sonido antes del concierto, a la que también había algunos fans con entradas pagadas, cuando Natalia llegó hasta los Kaulitz con una preocupación.
—Shermine se me acercó para pedirme la llevara a la zona Vip de amistades y familiares, pero… ustedes no me habían advertido de eso y no sé si…
—No lo hagas —contestó Bill.
—Ella… tiene un pase VIP, ¿no? —era más bien una pregunta retórica de Tom—; tendrá buena vista del concierto, que se conforme con eso.
—Exacto, no tiene por qué estar cerca de nuestra familia o amigos íntimos porque… ella no lo es —continuó Bill.
—Pues… yo creí que… —Natalia se interrumpió a sí misma—, ella le dice otra cosa a todo el mundo. Pero en fin, ustedes son los jefes, y ustedes son mis amigos, no ella, …que se joda…
—Sí, que se joda… —repitió Tom y los tres rieron antes de que Natalia saliera a cumplir su cometido.
—Se va a poner furiosa, Tomi…
—Lo sé; pero ya vamos, nuestros fans nos esperan.
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Cuando llegó la hora de tocar Better, Bill se paró en la dirección en que sabía Shermine estaría y hacia ahí apuntó sus dedos medios para significar “jódete” mientras cantaba “nunca lo supiste pero a nadie le gustaste de todos modos”.
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Al día siguiente hubo concierto en Luxemburgo, y luego un día libre al fin, que Tom y Bill utilizaron para pasear por la ciudad. Luego, la próxima parada sería un lugar que para ellos era especial: Oberhausen. No importaba la fecha en que llegaran allí, siempre debían tener una celebración particular de aniversario, porque ahí, el 2 de mayo de 2007, tras el concierto, decidieron volverse en serio una pareja.
En el escenario, Bill no perdió ni la más mínima oportunidad para cantarle a Tom, para acercarse a él, y Tom le correspondía cantando, mirándolo con toda la ternura que le cabía dentro, o con todo el deseo que lo embargaba por él. Esa noche, en la cama de una habitación de hotel, olvidaron todo y solo se entregaron uno al otro sin condiciones ni reservas.
Nuevos días y nuevos conciertos los hicieron más y más atrevidos. En una foto profesional de una fan que quiso estar pegada a Tom, Bill aprovechó para apoyar su mentón en el hombro de su gemelo y en medio de un concierto en Boloña le dio una nalgada juguetona que hizo a todos sus fans gritar entusiasmados.
Luego, fueron a Moscú para un show privado que disfrutaron muchísimo los 4. De regreso a Berlín, llegó el día en que se lanzaría la marca de ropa Magdeburg-Los Ángeles, y allí, junto a un grupo de modelos, vieron llegar a Shermine. Ella esperó con paciencia acercarse a Tom para saludarlo con un abrazo.
—¿Realmente crees que escaparás de mí? —le dijo al oído, y Tom solo compuso una sonrisa falsa.
—No sé de qué hablas; he estado ocupado con la banda, es todo.
—Y con Bill, los he visto paseando solos en sus días libres, gracias a la obsesión de Bill por mantener su Instagram al día con sus actividades.
—Creí que ya no seguías su Instagram.
—No lo sigo —ella rio—, más bien lo stalkeo.
Se oyó la voz de Bill llamándolo.
—¡Tom! Joop llegó y quiere saludarte.
—¡Voy! —gritó hacia él—. Lo siento, luego hablamos —caminó alejándose de Shermine.
Tras que conversaran un rato con el diseñador, al fin Tom pudo arrastrar a Bill a un rincón apartado de las miradas indiscretas.
—Quiero que vayamos a Las Vegas por Navidad…
—¿A Las Vegas? Pero… mamá dijo que nos visitaría…
—Le cancelaremos, que viaje a vernos luego, no sé; necesito esto, Billy…
—¿Se te ocurrió así de repente?
—Es que… esa mujer me acosa y… —el rostro ansioso de Tom hizo a Bill ponerse en alerta; le tomó una mano y se la apretó.
—Haremos lo que tú quieras. Tú solo… respira hondo y soporta todo tranquilo, ella no puede hacer nada más que intentar acercarse, déjala acercarse, y déjala que se quede con las ganas luego; ella sola se hace daño…
—Quiero tanto que me beses y me abraces… ahora…
—Un poco más, baby, aguanta un poco más y tendremos la noche para nosotros… —juntaron sus frentes y salieron de su escondite a enfrentar de nuevo el mundo.
Más tarde, en la afterparty del evento —en la que Tom logró mantenerse apartado lo más posible de Shermine, excepto cuando ella se apoyó en su hombro mientras él tocaba la guitarra—, una de sus amigos berlineses escuchó a Bill hablar de sus planes diferentes para Navidad y dijo que eso debía dejarlo grabado, así que le apuntó con su cámara para hacer una historia de Instagram…
—¿Adónde vas a pasar Navidad, Bill?
—En Las Vegas —él y todos rieron, y ella posteó su historia con el caption: “El único ser humano en Las Vegas para Navidad”.
¡Hola!.¡Que gusto tenerlas de regreso!. Tal vez esto no venga al caso pero desde hace mucho me está carcomiendo el hecho de que ya no he visto interacción alguna entre Caro y los Kaulitz, aún más entre Caro y Bill. O no sé si yo me esté equivocan do, pero creo que ellos dos realmente se llevaban muy bien y de un derepente ya no se hablan y de eso tiene ya casi dos años. Sé que ustedes solo se enfocan en el amor de nuestros niños, sin embargo, a mi si me sacó muchísimo de onda, puesto que Caro me parece una buena persona. ¿Podrían aclararme esto? ¿Habrán dejado de ser amigos? O tal vez si han tenido interacción y yo ni cuenta me he dado. Muchas gracias ��
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
BorrarHace unos días Georg estaba compartiendo con ella y otros amigos en Berlín. Está todo bien entre ellos. Caro ya no ha ido tanto por Los Ángeles y los Kaulitz no han ido tanto por Berlín. Posiblemente se encuentran alguna que otra vez y no lo cuentan, solo eso. Siguen siendo todos buenos amigos.
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