Durante los días previos al
cumpleaños de Michalsky, Bill y Tom estaban nerviosos: por primera vez serían
ellos quienes serían contratados por otra persona para hacer una farsa PR, y no
sabían qué esperar, así que pasaban horas y horas hablando del tema, de qué
iban a decir, cuáles serían las exigencias, en qué podrían ceder y en qué no.
La noche del 22 de febrero era un jueves, y parecía que todo el Chateau Marmont estaba a su disposición. Heidi Klum fue la última en llegar, y con su voz chillona alertó a todos de su presencia. Una vez estuvo frente a los Kaulitz, los miró de arriba abajo, con una sonrisa maliciosa en la cara.
—Los gemelos Kaulitz, cada vez
más sexys. Tom, recuerdo que hace unos años evitaste muchísimo mi presencia
cuando invité a Bill a mi show…
—Ah, disculpa, no era nada
contra ti, los shows de moda me aburren…
—¿Y las modelos también? —se
paró en jarras, mostrándose—. Dicen que tu deporte era conquistar modelos…
—Dicen muchas cosas que no son
verdad…, incluso algunas de esas mentiras las hemos dicho nosotros, Billy y yo…
para complacer a nuestra disquera.
—Entiendo, ahora que no tiene
disquera que los respalde, tampoco tienes que seguir “sugerencias” de otros.
—Así es.
—Y entonces… ¿cuál es el
verdadero Tom?
—Creo que luego pueden hablar
de esos temas… a solas —interrumpió Bill y Tom lo miró en desacuerdo: ¿tendría
que lidiar él solo con la mujer?
—Cierto, voy con el
cumpleañero… —ella se alejó.
—Billy, creí que ambos
discutiríamos el contrato…
—Sí, pero ahora se trata de
conocerse; sería muy raro que andemos como siameses hasta para que la mujer
conozca mejor al chico con quien va a
armar su circo. ¿Está bien? Tú solo… márcale tus límites.
Más tarde, Heidi le pidió a
Tom que caminaran un poco por una rampa desde donde se podía ver la fiesta.
—Entonces, estoy ansiosa por
conocer a tu verdadero yo. Eres un chico… ¿tímido?... ¿romántico?
—Lo soy.
—¡Vaya, no me lo esperaba!
—Lo imagino…
—¿Me dirás también que estás
enamorado, que tienes un gran amor?
—Lo tengo.
—¿En serio? —ella se paró y lo
miró fijamente—. Y… ¿dónde está? ¿Por qué no estás con ella…, o es un él?
—Es complicado, pero… sí
estamos juntos, cuando podemos…
—No me dijiste si es un él o
una ella…
—No lo diré; lo prefiero así.
—Cada vez me sorprendes más.
¿Sabe… tu amor… lo que planeamos hacer?
—Lo sabe; sabe por qué es
necesario y… confía en mí.
—Oh, confía en ti… Yo no
confiaría… —“especialmente sí yo me propongo conquistarte, chiquillo tonto”,
pensó ella solo para sí—. Está bien, podemos usar tu “ternura” a nuestro favor ante la opinión
pública. Deberías contarle a esa persona que amas que necesitarás besarme,
abrazarme, tocarme, al menos mientras nos vean…
—Solo cuando sea estrictamente
necesario; pero nunca habrá sexo.
—¿Estás muy seguro de eso? A
mí no me importaría mezclar negocios y placer…
—Muy seguro. Si tú no estás de
acuerdo, podemos deshacer el trato cuando gustes.
—Uy, eso dolió en mi ego…
—No tiene que ver contigo,
eres una mujer… bella, pero yo soy fiel a quien amo.
—Ay, tan tierno —ella le
acarició la barba en el mentón—. ¿Algo más que quieras dejar claro antes de que
nos sentemos a negociar?
—Sí, mi hermano, lo necesito
siempre muy cerca de mí; somos gemelos y…
—Mantendré contento a mi
“cuñadito” también, puedes estar tranquilo.
Cuando volvieron a reunirse
con los otros, surgió una conversación sobre tatuajes; Benjamin preguntó a
Heidi cómo se hace para borrarse tatuajes que tienen que ver con ex parejas (no
podía evitar que no le cayera bien esa mujer tan superficial) y ella contó que
se necesitaban varias sesiones de láser…
—Más de 10. Pero con este que
decía Seal solo hice 6; al fin y al cabo, él es el padre de mis hijos…
La ligereza con que ella
abordó el tema de su ex esposo, le chocó un poco a todos los que escucharon,
también a Tom.
—Es una muñeca vacía…
—Y una muñeca vieja…
—completó, con cierta acritud, Bill.
****
Con el contrato firmado, y
todo acordado, Bill y Tom decidieron seguir su vida como si este no existiera,
pero por debajo de la calma subyacía ese sentimiento de intranquilidad, de que
en cualquier momento algo podía cambiar y obligarlos a actuar ante los demás
otra vez. Especialmente para Tom el asunto era más difícil: él tendría que
estar cerca de la mujer, viajar con ella, actuar como si la amara, o al menos
la deseara… No obstante, sabía por qué eso era necesario, así que solo
intentaría hacerlo lo mejor posible, y hallar el modo de que él y Bill lograran
zafarse al fin de todo eso, de la mejor manera posible, en no demasiado tiempo.
Al menos sabía que en cuanto se diera a conocer su “noviazgo” con la Klum la
amenaza de Shermine quedaría neutralizada.
Procurando aprovechar su tiempo de libertad, asistieron juntos a una fiesta de los Oscars, filmaron una promoción para sus patrocinadores de Cadillac, visitaron sus amigos en la ciudad, o solo estuvieron encerrados en su casa, disfrutándose; mientras que Heidi solo dio una pista de que algo pasaría usando una mercancía de Tokio Hotel para llegar a una de sus filmaciones de American Got Talent (AGT).
Pumba estuvo un poco enfermo
también por esos días, así que estaban en el veterinario cuando Tom recibió el
mensaje de Heidi: “la noche del 13, en el Delilah, para la fiesta de Lorraine.
Vendrás por mí a mi casa, pero tranquilo, solo cité a los paparazzi para cuando
salgamos”. Bill lo vio arrugar el entrecejo y supo de qué se trataba antes de
que le mostrara el teléfono.
—Va a empezar el show, ¿no?
—Sí, ve.
Esa noche del 13 Bill se ofreció a recibir
a su amiga Caro al aeropuerto con tal de no quedarse solo en la casa esperando.
Recordaba su angustia cuando Tom debió hacer su show con Chantelle Paige en
2009, y era preferible para él estar pensando en otra cosa. Pero antes de que
ambos se separaran, Bill tomó las manos de Tom entre las suyas, las besó.
—Esta vez haremos las cosas
bien, Tomi; esta vez va a salir bien.
—Eso espero, Billy, porque si
no…
—Shhh… debo darte algo antes
de que te vayas.
—¿Darme algo..? ¿Qué…? —Bill
sacó una pequeña cajita de sus pantalones—, ¿qué te traes, Billy? No puedo
creer que…
—No es una alianza de
matrimonio, no te asustes, sé que eso no podemos usarlo, pero sí es un anillo…
—abrió la cajita y tomó el anillo de oro con un original diseño— para que esté
presente un símbolo de nuestra unión —se lo puso y Tom no pudo hablar, por la
emoción; solo atinó a besar a Bill.
—Te amo, Billy, ya te lo he dicho, ¿no?
—Millones de veces, pero adoro
escucharlo, dilo una vez más antes de marcharte.
—Te amo —se miraron con los
ojos brillantes.
—Yo te amo a ti —dijo Bill
antes de soltarle al fin—. Ve, intenta pasarlo bien.
—Será difícil si no estás;
pero lo intentaré.
Se dieron otro beso en los
labios antes de separarse.
****************
La fiesta en el Delilah Lounge era el lanzamiento de una línea de joyería, y Heidi debía posar con muchos de los famosos invitados, así que Tom no se sintió tan abrumado por la presencia de ella a su lado todo el tiempo, cuando no sabía cómo comportarse; pudo mezclarse un poco con otros invitados, o sencillamente quedarse viendo a los demás divertirse, mientras él no bebía mucho porque conduciría el auto para llevar a Heidi de regreso a su casa.
Al salir, y ver a los
paparazzi, Tom se cortó aún más, y solo caminó apurado sin pensar en que se
suponía que él y Heidi actuaran como pareja; al entrar al auto, ella le llamó
la atención sobre el particular.
—Si al menos no me miras y
sonríes, los paparazzi no van a poder comentar nada sobre esta salida, solo que
salimos juntos y ya…
—Es cierto, disculpa —él la
miró y compuso una sonrisa—, los paparazzi me ponen nervioso.
—Pues vas a tener que
acostumbrarte a ellos…
—No sé si…
—Tienes que poder hacerlo,
Tom; tú y Bill firmaron un contrato conmigo, y ya no pueden romperlo. Arranca
el auto ya, ¿sí? —Tom lo hizo—. Tranquilo, irá bien para todos, no se van a
arrepentir.
“Eso espero”, pensó Tom.
Heidi fijó la mirada en la
mano de Tom que agarraba el volante del auto.
—¿Tiene que ver con… esa
persona que amas… ese anillo?
—Pues…sí.
—No te había visto usar
anillos antes, parece que… alguien quiere marcar su territorio.
—No es eso, yo…
—Claro, es eso.
Ella se rió con esa risa
molesta, y Tom sintió repentinos deseos de mandarla a la mierda, pero se
contuvo y solo la condujo a su casa en silencio.
********************
Recostado en el pecho de Bill,
Tom se miraba la muñeca marcada por un reciente tatuaje.
—Me siento como ganado marcado;
y podría soportarlo mejor si significara que soy propiedad… tuya…, pero…
—Puede significar lo que tú
quieras, Tomi; no estés así. Fíjate, son solo líneas finas; de hecho si un día
no lo quieres más podrás borrarlo fácilmente.
—Ella quería que fuera una H
verdadera, pero convencí al tatuador de que quería una línea más larga en
medio.
–Ajá, eres astuto, ahora
puedes mirarlo y pensar que significa Yo en inglés, o 1 en números romanos,
como por “Kaulitz 1”…
—Ah, es cierto… —sonrió y Bill
lo besó inclinándose hacia él—. Igual creo que Heidi tiene demasiada
imaginación para armarse historias; que nos tatuáramos me parece que fue
exagerado. De hecho, puede crear sospechas por exagerado…
—Allá ella si crea sospechas
de que todo es una farsa, ella es la que pierde con eso, no nosotros…
—Pues yo tampoco quedaría muy
bien parado. Ya me llaman toy boy, insinuando que solo me interesa su fama y
fortuna, imagina qué hablarán de por qué necesito relaciones falsas y no tengo
una real…
—Eso no pasará.
—Ahora habrá otro show para
los paparazzi en el set de AGT…
—Sí, pero iremos ahí todos,
incluso Andy viene, y luego iremos de vacaciones los tres; será un rato de
sacrificio nada más…, y luego te lo compensaré.
—Hum, saldremos con Devon
antes, se lo prometimos… —Tom se abrazó más a Bill, y empezaron a ver la nueva
serie de Netflix.
*************
El peor momento de ese día fue
tener que estar besando a Heidi delante de todos, delante de Bill, para que los
paparazzi tuvieran su show; aunque intentaba no besarla realmente, sino solo
fingirlo, el asco igual lo asaltaba. La verdad, no sabía bien cómo agarrar a
una mujer, no había tenido que hacerlo con Ria, ni siquiera con Chantelle, y le
costaba saber dónde poner las manos, cómo parecer que la acariciaba.
Cuando ya Bill, él, y Andy se
alejaban en el auto hacia su viaje por carretera, Tom aprovechó a hablar
delante del amigo.
—Nuestros fans no se lo
creerán, saben que no soy de hacer esas demostraciones de cariño frente a los fotógrafos.
—O creerán que verdaderamente
enloqueciste por Heidi —bromeó Andy.
—Hablando de locos de amor —se
volvió Bill hacia Andy—, ¿qué tal Chris? ¿Cómo aguanta que vengas solo?
—Pues… sabe que necesito mi tiempo
de calidad con mis mejores amigos gemelos, jaja, y él tenía que trabajar…
—Lástima, Chris me cae muy
bien —intervino Tom—, sería bueno tenerlo en el viaje.
—Sí, solo que con él delante
no podría besarte cuando se me antojara, como sí lo hago delante de Andy —dijo
e hizo Bill.
—Oh, basta Billy, harás que
pierda el control… del auto —rió Tom.
—Solo yo para aguantar que
Bill marque su territorio como rey de la selva —se rio también Andy—. Tom, eres
una tierna gacela, y ese león quiere comerte…
—¿Tierna gacela? Billy es
Bambi, no yo…
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