La noche, y me refiero a "la noche" no puramente como esa parte del día en que el cielo se oscurece sino con un concepto más profundo, más "filosófico", siempre ha sido una constante en las letras de las canciones de Tokio Hotel —y aunque los productores colocaran su nombre en los créditos de las canciones mientras los tenían bajo contrato, siempre lo que se decía provenía de los Kaulitz, o de Bill si se quiere—. Especialmente en las canciones anteriores al álbum Kings of Suburbia.
Ich bin nicht ich: "sin ti en la noche no encuentro nada dentro de mí".
Schwarz: "Si miramos hacia atrás lo vemos todo negro, y frente a nosotros sólo queda la noche".
1000 meere: "Calles vacías, sigo cada respiro hacia la noche".
Zoom: ...y tú sigues aquí, te veo mirando a través de la noche".
Humanoid: Contra el amor. Contra la lucha. Contra el sol. Contra la noche. Contra las reglas".
Dark side of the sun: "Se te acabará el dolor cuando yo esté a tu lado, antes de que vayamos hacia la noche".
Down on you: "¿Puedo coger tu mano mientras nos deslizamos en la noche? (...) (Nosotros somos, nosotros somos) dos almas que han colisionado, (Nosotros somos, nosotros somos) que van hacia la noche".
Y, por supuesto, el clásico IN DIE NACHT: "No quiero estar aquí solo, quedémonos juntos, en la noche. (...) En la noche, algún día. En la noche, solo contigo, juntos".
Siempre estaba esa idea de "ir hacia la noche", de "adentrarse en la noche", como sinónimo del misterio, lo desconocido, y hasta la muerte. Pero también está "la noche" en que viven su intimidad, en que se divierten, crean, se entregan a la pasión... como en Melancholic paradise: Hagamos el amor toda la noche.
Ahora aparecen con un Aquí llega la noche donde ambas caras de la noche para ellos se entremezclan: la metafísica y la sensual.